12 cosas que debes hacer si decides mudarte de Puerto Rico

Desde que escribí mi entrada La decisión de Irse en el blog a principio de año, he recibido sobre 500 inbox, emails y DM’s contándome historias y consultándome sus planes de mudarse fuera de Puerto Rico. Unos quieren venir a Texas, otros a Florida, e incluso hasta Irlanda, y muchas veces no sé que contestarles porque cada historia es tan particular que no sé si mi experiencia les sirva de ejemplo.

La verdad es que a estas alturas todo boricua en algún momento ha contemplado la opción de mudarse del país y para ser honesta, no hay una fórmula perfecta para hacer esto. Cada cual tiene su «truquito» o historia de como lo han logrado, pero en mi afán de ayudar, recopilé mi experiencia y la de mi familia que ha venido tras mi y les hablaré de las 12 cosas que debes hacer si decides mudarte de Puerto Rico.

1. Analiza a donde vas y si realmente es para ti 

Haz una lista de que está motivando tu movida y si realmente estás preparado para el reto. No es lo mismo mudarte a Nueva York que mudarte a Wyoming. Los costos de vida son muy diferentes por estado y por ciudades. Muchas veces personas deciden mudarse a donde tienen familiares o amigos para que los puedan ayudar en el proceso, pero es importante que tengas en mente que no necesariamente el que le haya ido bien a tu conocido, significa que te vaya a ir bien a ti también.

Investiga sobre las ciudades que te interesan, mira las áreas que existen de vivienda en tu presupuesto, las actividades, estilo de vida, etc. Analiza si te gusta la ciudad o el campo, créeme, no querrás mudarte a una ciudad que sólo tenga mil habitantes si te gusta el ruido del tráfico y las actividades nocturnas.

Una herramienta que recomiendo es la de Comparación de Costos de Vida. Aquí podrás comparar el presupuesto de tu pueblo vs el de la ciudad que te interesa en los Estados Unidos. También puedes comparar criminalidad, cuidado de salud, tráfico, etc. Es importante que cuando analices estos porcentajes tengas presente que es muy probable que ganarás más dinero en donde vivas, por lo tanto podrás tener un poquito más de dinero en tu bolsillo. En la página podrás ver un estimado de cuanto dinero necesitarás mensualmente para seguir el mismo estilo de vida que llevas en tu actual ciudad.

2. Prepárate, ahorra y haz un presupuesto

Si decides finalmente por mudarte, sí señores, tienen que ahorrar y preparar un presupuesto. La realidad debes hacerlo siempre, si no lo haces, es muy probable que fracases a donde quiera que vayas, pero como quieres que esta movida realmente funcione, esta es la manera correcta de hacerlo y de una vez comenzar a llevar tus finanzas como debe ser.

Mudarse cuesta dinero y en especial si es al extranjero. Gastos como pasajes, mudanza, depósito de renta, depósito de mascota, alquiler de carro en lo que llega o consigues el propio, hospedería en lo que rentas o compras el apartamento o casa, muebles, la primera compra, etc. Haz una lista de tus gastos mensuales; agua, luz, cable, celulares, compra, gasolina, entretenimiento, entre otras y obtén cual sería tu gasto mensual. En mi primer apartamento aquí en San Antonio, Texas, pagaba aproximadamente $25 en agua y $90 de electricidad (2h/2b, 880sqf). Pregúnta e investiga los costos de utilidades de la ciudad que interesas.

Mudanza: Hay varias compañías hoy en día que realizan mudanzas internacionales. La más conocida (y la que yo utilicé) es Rosa del Monte. Ya hay otras como Monti, Capitol Transportation, entre otras. OJO con compañías que cobre súmamente barato el proceso, en ocasiones éstas no cuentan con los permisos necesarios de embarque y tu mudanza podría tardarse siglos en llegar.

Haz una lista de las cosas que piensas llevarte (muebles, televisores, cuadros, etc). En el caso de Rosa del Monte, ellos van a tu casa a cotizar lo que deseas llevarte y te entregan un estimado. Ellos te suministran las cajas de manera gratuita y cuestan $25 c/u no importa el peso. Para que tengan un estimado, en mi caso, me llevé un sofá «loveseat», un mueble de madera para el televisor de aproximadamente 5′, un juego de cuarto con dos mesas de noche, cama tamaño «queen», matress y tocador, un televisor plasma de 55″ (el cual empacan en una caja de madera), varios cuadros y 14 cajas grandes por $2,225. Te piden un depósito previo al recogido y el día que recogen la mudanza te sorprenderá la habilidad que tienen para crearle una caja a tus muebles. La calidad del trabajo es impresionante y el equipo es sumamente amable. Tengo que aclarar que de todas las cosas que ellos transportaron sólo recibí dos cosas rotas, así que debes asegurarte de empacar todo correctamente.

Casa alquilada: Si vives rentado felicidades, estás en la situación perfecta. Notifícale al propietario de tus intenciones de mudarte. Si estás bajo un contrato háblalo y encuentren un acuerdo de cómo podrías salirte del mismo antes del tiempo acordado. En muchas ocaciones los «landlords» están dispuestos ayudar pero si no es posible, siempre tienes la opción de poner en el presupuesto de mudanza la penalidad que conlleva salirte del contrato o sólo perderás el depósito.

Casa propia: Si tienes una propiedad en la isla piensa que harías con ella. Muchas veces vender no es una opción si quieres hacer el movimiento lo más rápido posible, aunque sería lo ideal. Sí puedes venderla, hazlo. En ocaciones las personas prefieren quedárselas y solamente rentarlas ya que les da seguridad tener una casa en la isla a la que pueden regresar. Si este es tu caso, considera contactar a un realtor. Ellos hacen el trabajo de conseguir un inquilino por ti bajo sus estándares o los tuyos. También lo puedes hacer tú mismo utilizando herramientas como clasificadosonline.com y clasificados.pr. Hay otras opciones como plan 8 estatal y federal que quizás algunos les resulte atractivo y para eso el Departamento de la Vivienda de Puerto Rico ofrece orientaciones semanales.

Carros: ¿Tienes un carro saldo o aún pagas por él? Esto hace la diferencia. Si tienes un carro saldo tienes la oportunidad de llevártelo o venderlo. Analiza que te conviene. Por unos $5,000 podrías conseguir un carro usado en excelentes condiciones, y luego si quieres comprar uno cuando estés más estable, haces el «upgrade». Si tu carro es relativamente nuevo o en buenas condiciones, considera pagar por llevártelo. El mover un carro por ejemplo a los Estados Unidos, puede costar entre $800 a $3,000 dependiendo el auto y estado que decidas mudarte. En el caso de los carros que aún pagan podrías regalar la cuenta, traspasando todo al nuevo dueño (no lo dejes a tu nombre) ó ir a tu banco para ver las opciones de financiamiento que tienes fuera de la isla. Y no puedo dejar fuera el seguro de auto que no es un simple pago de $99 anuales, debes contactar a un agente de seguro que pueda presentarte estimados de cual compañía te presenta el mejor costo. El pago mensual varía por localidad, edad, experiencia manejando e historial de tránsito. Si será tu primer experiencia con una compañía de seguros o manejando fuera de Puerto Rico tu mensualidad será más alta porque no tienes historial. Si tienes accidentes o recibes multas de tránsito también sube. Entre mis recomendaciones es que pagues el seguro por cada 6 meses y te mantengas verificando que compañía te ofrece mejores precios ya que cambia constantemente.

Salda préstamos y deudas pendientes: ¿Lo ideal? Cero deudas. Aveces es un poco cuesta arriba pero comienza a acomodar tus finanzas. Consolida deudas, baja los balances de tus tarjetas de crédito a un 20%, haz todos tus pagos a tiempo, salda deudas pendientes con Hacienda, IRS ó alguna otra agencia gubernamental; en fin, mejora tu empírica creditícia ya que será requerida hasta para alquilar tu hogar. Errores que cometas, te acompañarán por un buen rato.

Planes médicos y medicinas: Prepárese y entienda que el seguro médico en Estados Unidos no es tan económico como en la isla.  El precio es distinto en cada estado. En Puerto Rico conocemos como «deducible» lo que realmente se llama co-pago. El deducible es una cantidad que tienes que pagar en gastos medico antes de poder utilizar tu plan medico. Mientras más cara la prima, más bajo el número de deducible. Por ejemplo, mi deducible son $4,000. Si yo tengo que ir a algún medico, especialista, hospital ó sala de emergencias, tengo que pagar el monto total hasta que haya gastado más de $4,000 en gastos médicos. Una vez esa cantidad sea alcanzada, entonces pagaría lo que es el «coinsurance» el cual es un porciento de la factura total. En mi caso cuento con un 80/20, 80% pagado por el plan y 20% pagado por mi persona. Esto hasta que alcance el «out of pocket max.» el cual es $7,000. Luego que alcance esa cifra, no se me cobra un centavo extra por el resto del año, sólo el pago mensual de la prima. Esto se me hizo muy difícil entender y creanme que aún no lo entiendo muy bien. Para recibir más información sobre planes médicos, subsidios y demás entre a Cuidadodesalud.gov

Tenga sus recetas y medicinas al día. Venga con un suplido de ellas para un mes. OJO asmáticos; aquí no te venden ni una mascarilla sin receta. Asegúrate tener todo contigo contigo y encontrar un médico de cabecera de inmediato. Tener un trabajo que te ofrezca beneficios médicos es de gran ayuda y muchos de ellos no tienes que ser permanente para recibirlos, ya te los dan en los primeros 30 días.

3. El idioma no lo es todo pero es importante

Cuantas veces quizás has escuchado «Ay nena olvídate, si no sabes hablar inglés, eso se aprende.» Pues la verdad es sí, se aprende, pero quizás tus oportunidades no sean las mismas que las del que es completamente bilingüe. Hay una realidad: El idioma principal de los Estados Unidos es Inglés y si no lo hablas, tienes una gran desventaja. Mi esposo, que trabaja en recursos humanos y diariamente recibe personas altamente cualificadas para el empleo, muchas veces por el simple hecho de que no hablan inglés, no les puede dar el trabajo ya que requiere seguir instrucciones que serán suministradas en el idioma.

Afortunadamente muchos de los estados ofrecen clases gratuitas de inglés para sus residentes. También considera prepararte previo a la mudanza con algunas clases de inglés conversacional. Lugares como Educación Continua de la UPR, Cursos Cortos de Sagrado, Berlitz, Instituto de Banca y Comercio, entre otros, ofrecen cursos de inglés por un costo módico. Lamentablemente programas previamente establecidos por el Departamento de Educación que ofrecían cursos de inglés conversacional a adultos de manera gratuita, no se encuentra funcionando.

4. Consigue trabajo antes de mudarte

A menos que tengas un presupuesto designado para poder subsistir varias semanas o meses sin trabajo (lo cual es posible y pudieras prepararte para hacer), debes tener un trabajo antes de hacer tu movida. Quizás, este trabajo no sea el de tus sueños, pero es muy probable que pague bien y ayude con los gastos en lo que se estabilizan en el nuevo hogar. En ocaciones las familias se tienen que separar por un tiempo, en lo que uno se adelanta a conseguir trabajo para que el otro pueda hacer el movimiento con el resto de la familia y en otros casos tienes la oportunidad que te contraten a distancia. La palabra clave es: Coordinación.

Hay excelentes herramientas en línea para conseguir oportunidades de trabajo como Indeed, Monster, Glassdoor, CareerBuilder, CareerOneStop, entre otros. Las redes sociales juegan un papel sumamente importante en la búsqueda de empleo. Ten en cuenta tener al día tu perfil de LinkedIn, ya que pueden surgir oportunidades de empleo desde esta red social. También busca grupos de puertorriqueños en Facebook de la área donde te vayas a mudar, ya que es muy común que publiquen ofertas. Y no puedo dejar de mencionar que si conoces amigos que te puedan recomendar un trabajo, pregúntales. No hay gestión más tonta que la que no se hace.

5. Investiga las areas de vivienda

Mudarse a una nueva ciudad es emocionante pero buscar dónde es el lugar indicado para vivir es estresante. Lee, busca opiniones en la web y hasta considera hacer un viaje a la cuidad previo a la mudanza estrictamente para gestiones como esta. Evalúa si estás buscando rentar o comprar. En mi experiencia recomiendo mejor alquilar para que primero tengas la oportunidad de realmente vivir en la cuidad y ver como te sientes en ella, pero he conocido personas que desde Puerto Rico han comprado su casa en los Estados Unidos sin ni siquiera verla personalmente. En ese caso sugiero que contactes a un realtor para que trabaje las gestiones según tus necesidades.

Para el lugar que escojas vivir debes tomar en consideración;

  • Región escolar y escuela que te corresponde
  • Área de ubicación
  • Índice de criminalidad
  • Cercanía a supermercados, autopistas, etc

Algunas buenas páginas web para comenzar tu búsqueda pueden ser Zillow, Trulia, Realtor, ApartmentGuide, ForRent y Rent. Ten en cuenta que muchos de estos apartamentos no son como realmente se ven en la foto y hay muchos «fees» que no se desglosan hasta el momento que los vas a ver tales como: maintenance fees, pet fees o rent, security deposits, etc.

Para rentar un apartamento se requiere un tenant application que puede costar hasta $50, verificación de crédito y en ocaciones hasta backround check. En ocaciones es necesario y muchos complejos requieren tener un renters insurance para tu apartamento. En mi caso yo tenía Assurant y sólo pagaba $20.81 mensual.

6. La escuela ideal para tus niños

Educación: razón principal por la que muchas familias se mudan a los Estados Unidos. Las escuelas en cada ciudad están divididas por distritos escolares y los niños son asignados a las mismas basado en el área donde viven. Hay páginas web como GreatSchools.org que le brindan una puntuación a las escuelas, siendo 10 la más alta, así que es muy probable que quieras vivir cerca de escuelas que tengan una buena calificación.

Usualmente las escuelas tienen páginas web en donde podrás encontrar la información de matrícula, calendarios de clase, requisitos y papeles que debes tener para que tus chicos puedan comenzar a estudiar. Es importante que tus chicos tengan sus vacunas al día y quizás puedas adelantar que vacunas son requeridas por la escuela. Haz un calendario con las fechas claves y prepara a tus niños para una transición saludable. Si sientes que tus hijos no están preparados para una educación completamente en inglés, hay ciudades que cuentan con programas bilingües que permiten al estudiante tomar cursos en español. En la mayoría de las ocaciones, los niños son requeridos a tomar un examen de acomodo en donde evalúan sus destrezas según con lo que ya el pequeño deba conocer y si está alineado con los estándares.

Las escuelas cuentan con programas de «afterschool» en donde los niños podrán permanecer en la escuela por un periodo adicional y realizar sus tareas. La transportación escolar es gratuita y excelente, le asignarán una hora y área de recogido a tus chicos en la mañana y los dejarán ahí en la tarde si así lo deseas.

Hay otras opciones de educación como charter schools y homeschooling lo cual son sumamente exitosas y que puedes explorar.

7. Trata de venderlo todo, comienza desde cero

¿Todavía guardas las libretas de quinto grado? ¡Bótalas! ¿Tienes pantalones de escuela superior que piensas que algún día volverás a entrar en ellos? ¡Regálalos! ¿Aún conservas ese set de «bowls» que tu mamá te regaló pero que tanto detestas? ¡Véndelos!

¡Es el momento perfecto de hacer resaques, vender y botar!

Puedes hacer un garage sale y sacarle buen dinero a todas esas cosas que aún tienen uso pero realmente no vale la pena que te lleves. En mi caso vendí sofás, juego de comedor, lavadora, secadora, nevera, estufa, juego de cuarto, escritorio, platos, ollas, decoración, ropa, zapatos, etc y obtuve como unos $1,500. Realmente analiza que debes llevarte y que no, recuerda que cada cosa que te lleves cuesta y quieres economizarte lo más que puedas en la mudanza. También evalúa que cosas quieres nuevas, que sale más económico comprar nuevo que llevártelo, etc. Utiliza herramientas como Clasificados Online para vender cosas.

Cosas que sí recomiendo que te lleves;

  • Calderos
  • Cuchara de metal para arroz
  • Pilón y tostonera
  • Majador de papas
  • Cubiertos
  • Set de cuchillos
  • Si tienes ollas buenas
  • Comida que sepas que no es fácil de conseguir fuera de Puerto Rico
  • Y productos que sepas que no son fácil de conseguir fuera de la isla
  • Sábanas
  • Toallas

Ten en cuenta que tu mudanza no va a estar llegando hasta 10 a 12 semanas luego de haberse ido de la isla (realmente el tiempo depende de dónde sea su destino final, el mío fue Texas), así que aquello que necesites rápidamente, mejor llévalo contigo. La compañía te va a dar un tiempo aproximado de llegada. A eso añádele 2 semanas más. Por ejemplo, al estado de la Florida pueden decirte que tu mudanza llegará en 4 semanas, pues prepárate para 6.

TIP: Mi esposo se llevó con él su Xbox y mientras estuvimos sin mudanza por más de un mes, fue de gran ayuda tener la consola de juegos con un televisor que conseguimos viejo junto a nuestro matress de aire. Quizás un DVD puedas ser otra opción.

8. Las mascotas también se mudan

Las mascotas son parte de la familia y en los planes de mudanza ellos también deben ser incluidos. En los apartamentos que consideres para renta toma en cuenta cuál es el costo de renta para mascota (que pueden ir desde $5 a $30 mensuales) y si hay reestricciones de raza (por lo general german shepherd, pitbulls, akitas, syberian huskies, entre otras razas consideradas agresivas no son permitidas).

Para viajar con ellos debes contactar a tu línea area para que verifiques los requisitos pero por lo general son los siguientes:

  • Deben tener sus vacunas al día, en especial la de la rabia.
  • Deben tener un certificado de viaje que por lo regular tiene un costo de $20 y debe realizarse hasta 10 días antes del viaje. Para esto debes tener una dirección a la cual llegarás en tu destino final.
  • Deben hacer una reservación con la línea aerea para la mascota (perro o gato) pero no se paga hasta el día del viaje.
  • Si va a viajar en cabina, el perro o gato no puede pesar más de 20lbs y hay especificaciones de dimensiones del bulto donde la mascota viajará. Los «kennels» regulares no son permitidos en cabina, debe ser un bulto que puedan colapsar para que quepa en el asiento frente a ti en la parte baja. Yo compré este para mis perritos en Amazon.com.
  • De tener una mascota que pese sobre 20lbs la misma deberá viajar en el área de carga y su viaje está sujeto a que la temperatura esté a menos de 83º. De estar muy caliente te expones a que la mascota no pueda viajar y por eso recomiendan tomar vuelos temprano en la mañana o tarde en la noche.
  • OJO: Si tu perro es muy grande, hay kennels que no caben por el compartimiento de la zona de carga del avión que te toca. Asegúrate que el modelo del avión que te toque soporte las dimensiones del «kennel». Sugiero fuertemente que trabajes este tema con tu línea aérea si no quieres pasar malos ratos.
  • Tu mascota debe tener un suplido de agua y alimento con unas especificaciones en particular. Verifica con tu línea aérea para las mismas.

En el caso de las mascotas que viajan contigo en cabina, te tomará un rato su inspección en TSA. Ellos sacarán a tu mascota, la analizarán, le pasarán un «wipe» por sus patitas y tus manos, en algunos casos te piden sus papeles (aunque a mi no me los pidieron y aún no he escuchado a nadie que se lo hayan pedido) y listo. Si tu mascota suele a ponerse nerviosa, asegúrate que en tu visita al veterinario le pidas una dosis de calmantes y se los des media hora antes de abordar. También recomiendo no darle agua ni comida a tu mascota desde la noche antes y así evitas accidentes, aunque ya hay aeropuertos con áreas designadas para mascotas.

Si no tienen un veterinario, les recomiendo que visiten San Miguel Veterinary Clinic en Bayamón, en la carretera #2 frente al hospital Hermanos Meléndez. La doctora Diamaris Trinidad es excelente y trabajan con precios sumamente módicos.

De realizar que no puedes mudarte con tu mascota por la razón que sea, no la abandones ni la tires a la calle. Asegúrate que se quede en un hogar donde la puedan cuidar y le den un buen trato. Utiliza las redes sociales para conseguirle un hogar substituto, hay muchas personas que están dispuestas a adoptar una mascotas

9. Cambia tu estilo de vida

El primer paso es: no pensar que si te va mal regresas a Puerto Rico rápido, porque ya estás comenzando con el pie izquierdo. Comienza este movimiento genuinamente pensando que es una de las mejores desiciones de tu vida, que te va a ir de maravilla y será un cambio saludable.

Pensamientos positivos atraerán cosas positivas.

Hablemos claro, muchas de esas actitudes que asumimos en la isla deben quedarse atrás. Rompe la rutina, realmente haz un cambio. Si llegabas ajetreado del trabajo a poner en la televisión Lo Sé Todo para cocinar, hacer asignaciones con los nenes, limpiar, bañarse, pelear y acostarse a dormir, cambia eso por llegar del trabajo, poner música, abrir una botella de vino, hacer un bbq en el patio para la comida, enseñar a tus niños a realizar sus tareas en la tarde y tú sólo revisarás o reforzarlas, etc. Utiliza los fines de semana para pasar un rato familiar libre de estrés. Aleja las vibras negativas y libérate de personas tóxicas. Éste es el momento del despojo, olvidarte de las cosas malas y ver el gran potencial que tienes. Olvídate del mantengo, del «ay bendito», del «quitate tú pa’ ponerme yo», del «truco pa’ salirme con la mia». ¡No! Eso sería seguir con lo mismo.

Toma esta oportunidad para hacer lo que siempre dices que quieres hacer. Si quieres correr bicicleta todos los días, hazlo. Si quieres pintar, hazlo. Si quieres hacer un huerto casero, hazlo. TODO lo que quieras hacer (después que sea bueno y positivo), hazlo.

10. Preparate para momentos difíciles

No todo es color de rosa, y si alguien te dijo que sí, lamento informarte que te han engañado. Mudarse fuera de la isla no es fácil y adaptarte a una cultura extranjera menos. Los americanos son aburridos, no les gusta el alboroto y son muy celosos con su espacio. Ni pienses que podrás beber hasta el amanecer en una discoteca porque a las 2am la fiesta acaba por código de orden público y si ves una pelea de boxeo en tu casa con un grupo de boricuas, asegúrate que sea adentro y con puertas y ventanas a prueba de sonido si no quieres que llegue la policía a tocar tu puerta. (Por experiencia).

Probablemente tengas un gran plan definido y algunas cosas no salgan como lo pensaste, pero esa no puede ser la excusa para que quieras salir corriendo de vuelta. Crea un grupo de apoyo, identifícate con otros puertorriqueños o familiares que estén pasando por situaciones similares. Conversa con tu pareja y bríndense apoyo en sus respectivas experiencias. Si creías que la parte complicada era mudarse, te aclaro que la parte difícil es mantenerte.

11. Haz un calendario de actividades

Recuerdo que mi primer año en Texas todas mis semanas estaban llenas de planes y admito que aún lo son. Hicimos un grupo de amistades muy bueno y todos los fines de semana tenemos un plan. Festivales, pueblos, lugares, en fin, siempre hay algo que hacer.

Dentro del presupuesto tenemos siempre un dinero destinado a entretenimiento, y aunque habían semanas que el presupuesto solo daba para el cine de $2 y una pizza, nos asegurábamos de salir y pasarla bien. ¿Por qué? Simplemente porque esa es la mejor distracción para evitar el extrañar y una nostalgia severa. Además nos da la oportunidad de explorar sitios nuevos, probar otras culturas y enamorarnos de la ciudad que escogimos para vivir.

Busca revistas locales en el supermercado (de estas gratuitas que siempre colocan en la entrada), sigue bloggers locales, dale like a páginas que promuevan eventos de la ciudad, envuélvete en alguna organización como voluntario y siéntete parte de la comunidad.

¡Diviértete!

12. Piensa en el pasado, presente y futuro

Nunca olvides de donde vienes y de donde saliste. Es muy fácil envolverte en tu nuevo estilo de vida y no pensar en las dificultades que algún día sufriste y que muy probable familiares y amigos aún estén viviendo. Brinda la mano a quien lo necesite y no le des la espalda a otros puertorriqueños por tener la típica mentalidad de «ay yo no quiero que esto se siga llenando de boricuas, porque tú también has sido parte de este éxodo.

Valora lo que has conseguido una vez ya estés establecido y aprecia cada segundo. Analiza si tu esfuerzo ha valido la pena y siéntete orgulloso de lo que has logrado. No sientas vergüenza en contar lo bien que te va y en alardear tus metas alcanzadas. Recuerda que el éxito en la vida no se mide por lo que logras, si no por los obstáculos que superas.

Piensa en el futuro y en lo que quieras alcanzar. Trabaja un «vision board» y haz un plan de cómo lograr cada una de las cosas que pongas en él. Para mi los planes futuros son mi motivación cada día.

Espero que este artículo les sirva de gran ayuda. No olviden utilizar las herramientas que les menciono en los enlaces y siempre estoy disponible en mi Facebook ó Twitter para poder ayudarlos. Si consideran que olvidé algún detalle o tienen sugerencia para añadir a esta entrada, déjenme saber. Como siempre compártanlo, comenten y siganme.

A ver si el gas pela

El 5 de junio de 2013, llegó esta jíbara de Bayamón a San Antonio Texas con mi perrita Bella en un brazo y una loncherita de arroz con habichuela en el otro. Recuerdo que hacía calor, apenas comenzaba el verano. Se sentía como un horno, un calor seco, muy diferente al de la islita. Me recogió mi tía. La sensación no era desconocida, había ya viajado muchas veces a San Antonio para visitarla y ella me recogía, pero esta vez, había llegado para quedarme. No sentía que me había mudado, más bien se sentía como si hubiese llegado para pasar vacaciones pero con más maletas.

Todo estaba tal como lo vi hacía unos dos meses atrás cuando fuimos de visita y tomamos la decisión de mudarnos. Al ir de camino a casa de mi tía no sentí mucha diferencia a las ocaciones anteriores. Llegamos a su casa y Bella comenzó a familiarizarse con los otros perritos. Al ver grama se emocionó y allí estuvo horas. Unas horas más tarde llegó mi esposo. Recuerdo estar emocionada al verlo como nuestros primeros días de novios. En 7 años de relación, nunca habíamos pasado tanto tiempo separados.

Allí comimos y celebramos nuestro nuevo comienzo. Esa noche sería la primera de nuestra nueva vida fuera de Puerto Rico. Finalmente nos habíamos mudado a Texas y ya no había vuelta atrás. Estábamos los dos al otro lado del charco, nuestras cosas ya venían de camino y no teníamos NADA material en la isla. «Vivimos en Texas» pensé; así como repitiéndome a mi misma como para asimilarlo, pero al principio estás en esa etapa de novedad y todo te parece perfecto.

Mi esposo me mostró el carro que había comprado para los dos, ya que decidimos que como yo trabajaría desde casa, podíamos entonces tener más presupuesto para uno solo. Un carrito usado del 2006 y listo. Ya el tema del carro se había resuelto.

La movida fue muy calculada. Teníamos presupuestos para todo basado en lo que habíamos ahorrado y lo que estaríamos ganando en nuestros nuevos cheques. He aquí la fórmula ganadora: Preparación económica.

Durante sus primeros días en Texas, mi esposo rentó un carro. Teníamos un presupuesto para esto así que el primer movimiento fue comprar un vehículo. Día que pasara sin conseguir un carro, dinero que se restaba al que teníamos para comprar uno. Mientras él estuvo su primer mes en San Antonio, aprovechaba sus horas de almuerzo para hacer diligencias. Fue un mes muy duro. No tuvo tiempo de extrañar, ni de ponerse pensativo, al menos no mientras tuviera tanto que hacer. Desde Puerto Rico yo le enviaba los apartamentos que me gustaban y si a él le gustaban los iba a ver. Al final terminamos con tres opciones que yo iría a ver tan pronto llegara.

Me sentía extraña al navegar las calles. Ver rótulos en inglés y que el GPS funcionara me parecia extraño. Comenzamos a comparar nuestras rutas con la que haciamos en Puerto Rico. La interstate 281 era como la 22 de camino a Barceloneta, la 35 de camino a Austin mi esposo dice que le recordaba a la 65 de infantería, la 410 era como el Expreso de Diego y la NW Military era como la #2.

Fuimos finalmente a ver los apartamentos. Estabamos tan cansados que tomamos el más económico y el que más se ajustaba al presupuesto que teníamos. Realmente todos eran lindos y con excelente ubicación. A dos semanas de llegar y mes y medio de mi esposo estar trabajando fuertemente ya teniamos carro y apartamento.

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Teniamos solo nuestra ropa con nosotros. Compramos un matress inflable y mi primo nos prestó un televisor que tenía. Mi esposo se había traído en una mochila el XBox así que compramos cables para conectarlo al televisor y utilizamos una neverita de foam de mesita.

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La mudanza venia en barco, ni siquiera habia llegado a Jacksonville de donde saldría hacer un recorido en camión por los estados sureños. Nos habían dicho de 6 a 8 semanas pero finalmente tardó 10. Recuerdo cuando nos llamaron a notificarnos que nos entregarían al día siguiente. Estabamos de camino a Austin en una tienda de botas de vaqueros probándonos ropa a ver como nos veiamos como tejanos. Brincámos de felicidad porque finalmente veriamos nuestras cosas después de 2 meses.

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Cuando llegó el camión ni siquiera cabía en el complejo y tuvimos que bajar las cosas a un bloque, pero honestamente estabamos tan felices que no nos importó y los empleados de Rosa del Monte fueron sumamente diligentes. Sólo llegaron dos cosas rotas; una de las patitas de nuestro tocador y un cilindro de cristal que hicimos con arenas en un ritual el día de nuestra boda. No nos importó, con el tiempo hemos aprendido a que esas son cosas materiales y que nosotros estabamos bien.

Teniamos un buen grupo de apoyo. No recuerdo sentir mucha tristeza luego, pero si extrañaba a mi mamá porque mi último mes en Puerto Rico viví con ella. Comenzamos a salir los domingos, ya que era el único día libre de mi esposo, explorando así las áreas adyacentes. Nos comenzabamos a enamorar de Texas. La gente era amable y siempre dispuesta a ayudarte. La sencillez se hacia notar por todos lados. Nadie presumía lo que tenía y hasta me sentía muchas veces culpable de que yo estaba juzgando de más.

No es fácil el movimiento, el choque cultural está ahi. Lo repito; no es para todos y no todos lo necesitan. Hoy yo digo San Antonio pero mañana llegará otro y dirá Carolina del Norte, otro dirá Virginia ó Colorado. La verdad estamos en todos lados. No será cuestión de decir; «vengan para acá, aquí la grama es más verde». No. Esto requiere sacrificio y esfuerzo. Quizás a mi se me hizo más fácil pero a otros no. Mi propósito con lo que escribo es ayudar y servir de apoyo a aquellos que quieran tomar la desición y no se atreven. Yo estuve ahí por muchos años hasta que me atreví. También que sirva de apoyo los que ya están en el exilio y necesitan palabras de aliento. Somos muchos en este bote y siempre se habla del quererse ir pero nadie habla de lo que pasa después. Recuerden: «lo más difícil es comenzar»

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La decisión de irse

Mudarse fuera de Puerto Rico no es para todos y no todos lo necesitan. Es una decisión muy personal motivada por acontecimientos personales que podrían ser influenciados en su mayoría por problemas del país. Siempre existe la inquietud secreta en cada uno; ¿estaré siendo un hipócrita al mudarme del país? ¿le estaré dando la espalda a mis compatriotas? ¿seré un cobarde por irme del país y no enfrentar los problemas que tenemos como sociedad? ¿qué pensarán de mi por irme y no quedarme a ayudar a sacar a Puerto Rico del boquete? Pero la verdadera pregunta que nos deberíamos hacer es; ¿que realmente nos hace felices?

Desde nuestros comienzos, hemos sido un matrimonio muy enfocado en nuestras metas, tratando de hacer todo bien y a su tiempo, tomando un poquito de todos los consejos que nuestras amistades y familiares nos dan. Luego de estar casados por dos años, conviviendo por 3 y cansados de estar rentando apartamentos, recuerdo estar sacando presupuesto para ver como íbamos hacernos de nuestra primera propiedad. Era muy frustrante saber que ambos con estudios terminados y profesionales, teníamos trabajos que no nos pagaban lo que realmente valiamos, no podríamos aspirar a tener el primer hogar que soñabamos y más bien nos tendríamos que conformar con lo que “el dinero nos alcanzara”.

Comenzamos a coquetear con la idea de una casa en los Estados Unidos. Nuestra obsesión en ese entonces con “House Hunters” era un poco absurda y podíamos estar horas frente al televisor viendo como parejas de todo tipo tomaban la decisión de adquirir el hogar perfecto por precios ridículos. Mi esposo decidió aplicar a varios empleos en línea, con la sorpresa de que al día siguiente la mayoría de ellos ya le habían contestado y estaban ansiosos de concretar entrevistas. Y estos no eran empleos cualquiera, estamos hablando de trabajos que le ofrecían el doble del salario del cual estaba ganando en la isla. De igual manera comenzamos a buscar casas y para nuestra sorpresa, por la misma cantidad de dinero que podríamos tener una casa, pues digamos bastante decente pero no lo que soñábamos en Puerto Rico, podríamos tener una que cualquier “first time buyer” anhelaría tener.

No lo pensamos ni dos veces. Llamamos a mi tía quien se había mudado en el 2005 a San Antonio y cuadramos un viaje de visita para celebrar mis 25 años, con la verdadera intención de ver como ambos nos sentíamos en la ciudad. Ya yo había visitado San Antonio en varias ocaciones y me parecía un lugar encantador, pero tenía que ver como mi esposo se sentía ya que si algo él siempre fue consistente desde que comenzamos era que “él jamás viviría en los Estados Unidos”. No fue muy difícil enamorarse del lugar. El calor familiar y la influencia latina hacían de San Antonio una buena opción para nosotros.

Para el viaje, mi esposo concretó una entrevista, una sola, para ver que tal le iba. Le fue tan bien que le pidieron que comenzara a lunes siguiente. Las estrellas comenzaban alinearse para nosotros. Pero; ¿realmente estábamos dispuestos hacer el cambio? ¿Eran serias nuestras intenciones? Estábamos jugando con fuego si de verdad no íbamos a terminar haciendo nada con todo esto. Ya yo le había comunicado la idea de irme a mi jefe y me había comentado que si de quererme ir podría trabajar remotamente desde mi casa y viajar cada 3 meses a la isla para las cosas que no pudiera hacer a la distancia. Todo parecía muy perfecto. Todo estaba muy fácil. Si de veras no tomábamos “el toro por los cuernos” terminaríamos arrepintiéndonos y siempre preguntándonos “que tal si…”.

Entonces tomamos la decisión. Nos mudaríamos a San Antonio, Texas. Se lo comenzamos a decir a nuestras familias y amigos y la pregunta que nos hacían era “¿San Antonio? ¿Qué hay allí?”. La migración grande de puertorriqueños siempre ha sido a la Florida, por su cercanía a la isla y la gran influencia de puertorriqueños allá. Pero realmente queríamos un cambio drástico de cultura y ambiente. Los comentarios negativos no faltaron. La realidad es que estábamos «tirándonos de pecho» a algo desconocido. Sí, teníamos familia, pero su realidad no era la misma nuestra. Apostamos a San Antonio. Es una ciudad con la misma hambre de crecer que nosotros, sin dejar atrás los valores, civismo y la unidad familiar. Mi esposo llamó a su tía quien estaba con nuestros perros en nuestra casa y le dijo; “en el baño hay un griffin blanco y escríbele un “se vende” a mi guagua con mi número de teléfono”. Aún no habíamos llegado y ya las llamadas con ofertas llenaban nuestro buzón de voz.

Llegamos un marzo 31 en la noche. Al día siguiente comenzamos hacer una lista de las cosas que nos llevaríamos y las que venderíamos. Le tomé fotos a las que venderíamos y las puse en Clasificados Online al día siguiente. Mi esposo comenzó a buscar cotizaciones de mudanzas para tener un estimado del dinero que necesitaríamos para hacer el movimiento. En una semana vendimos la mitad de las cosas, su guagua y teníamos la mudanza coordinada. A la semana siguiente seguimos vendiendo cosas, comenzamos a preparar cajas y a promover la venta de mi guagua. Todo pasaba muy rápido, no estaba ni consciente de la magnitud de lo que estaba haciendo. Recuerdo que a la tercera semana comencé a echarme para atrás y mi esposo tuvo una larga conversación conmigo de como esto sería lo mejor para nosotros. Vendimos la nevera, estufa, lavadora, secadora y hasta mi guagua. Ya habíamos hablado con los arrendadores de nuestra casa y le comentamos que el 1ro de mayo le estaríamos entregando. Afortunadamente ya estábamos fuera de contrato. Mis papás nos prestaron un carro para movernos en lo que nos íbamos. Días más tarde hicimos un garaje sale y vendimos otras cositas para sacar dinero. Otras las terminamos regalando. Queríamos irnos con lo menos posible.

En abril 30 todas nuestras cosas se fueron en 14 cajas y varias cajas grandes para nuestro sofá y juego de cuarto. En un mes habíamos logrado un movimiento que a muchos, según nuestra investigación, les toma de 6 meses a un año. Parecía todo muy precipitado y los nervios no tardaron en hacer dudar mi decisión. Ya mi esposo había comprado vuelo de ida y nos quedaríamos en casa de mi suegra hasta que él se fuera, luego yo me iría a casa de mis papás en lo que él realizaba todos los movimientos necesarios allá y yo dejaba todo en orden en mi trabajo para comenzar una nueva etapa de labor remota.

Llamaron a mi esposo que lo necesitaban antes de tiempo en el trabajo así que compró un nuevo pasaje para irse y su tiempo con su familia se acortó. Fue difícil ya que era la última vez que todos estarían en la casa que los vio crecer juntos. Todo cambiaba muy rápido, uno de sus hermanos se regresaba a estudiar a Boston, otro ya cursaba su año senior y el más pequeño entraba a escuela superior. La familia comenzaba a cambiar.

Mi esposo se fue con uno de nuestros perros, Coco, a casa de mi primo quien apenas con solo una semana de compartir con él y nunca antes haberse conocido, le ofreció quedarse en su casa en lo que nos estabilizábamos; ¡y con un perro! Mi primo quien lleva 10 años casado con su esposa, para ese entonces su niño tenía 1 añito y tenía un invitado prácticamente desconocido en su casa; ¡que locura! Mientras tanto yo estuve en casa de mis papás, nuevamente en el cuarto que me vio crecer. Fue un mes de transición en donde recordé todo lo que viví mientras dormía en ese cuarto y todo lo que comenzaría a experimentar cuando me fuera.

Recuerdo sentir una mezcla de emociones durante ese mes. Muchos pensamientos pasaban por mi mente. El día que compré mi pasaje de ida recuerdo que antes de presionar el botón de “comprar” pensé; “This is it! No hay vuelta atrás”. El día que me fui definitivamente fue fuerte. Sabía que regresaría en unos meses por trabajo pero también sabía que no sería lo mismo. Ya no viviría allí, ya ese no sería mi hogar. Recuerdo ver la cara de mis padres como todavía medios incrédulos de lo que pasaba, aunque muy dentro ellos siempre supieron que yo me iba a ir de Puerto Rico en algún momento de mi vida.

Tenía un asiento de ventana, mi corazón palpitaba muy rápido. Bella, nuestra otra perrita era mi compañera de viaje, pero ni con ella podía controlar como me sentía. Cuando el avión comenzó a correr para hacer su despegue recuerdo como se me apretó el pecho y una vez sentí las gomas despegar el suelo comenzé a llorar. No podía controlarlo, era un llanto con mucho sentimiento. Entonces vi el panorama de la isla y es como una bofetá sin manos y en mi cabeza sonaba una y otra vez la letra de «En mi Viejo San Juan».

“Coño, que hermosa es mi isla; ¿por qué no me puedo quedar?” pensaba mientras contemplaba tan agraciado paisaje, pero YO tomé la decisión de irme. Yo sabía muy bien porque me iba y me tranquilicé pensando: “Así siempre la recordaré y así siempre la veré. Como mi isla hermosa y no como lo que se ha convertido dentro de ella.”

Por favor comenten y sigan mi blog. Aún tengo mucho que compartir y esto es solo el comienzo. Cuéntenme sus historias, me gustaría conocerlos.

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Lo más difícil es comenzar

Siempre la idea de escribir un blog me ha parecido algo muy poético pero intimidador a la vez. El mero hecho de tener personas leyendo lo que escribo, criticando la manera en que me expreso y hacerlo público me da un poco de pavor porque conlleva a exponer mi vida y momentos muy personales. He tratado de poner mis miedos a un lado y me propuse comenzar un blog este año. No sabía ni como comenzar pero mi jefe y gran amigo, en un proceso también de crecimiento personal y en su meta de ayudar a otros a crecer con él, comenzó uno recientemente llamado Creciendo Libre, haciendo que, consciente o inconscientemente, logre su fin de ayudar a crecer a otros inspirándome a finalmente crear mi propia bitácora digital dejándome ver que la parte más difícil es atreverte a comenzar.

Lo até inmediatamente a la decisión de mudarme fuera de Puerto Rico. Siempre decimos: “ay, yo me voy de esta isla, estoy cansado de la misma cosa”, pero nunca hacemos nada para buscar un cambio. Entonces; ¿Por donde comenzar? ¿Cuáles son nuestros verdaderos miedos? ¿Qué nos detiene? Siempre veía a amigos y familiares que se fueron de Puerto Rico con un poco de recelo, veía lo bien que les iba, lo que habían logrado, y más allá de sentirme feliz por ellos, me daba coraje conmigo misma de no tener los pantalones de hacer lo mismo teniendo tanto potencial y dominando el idioma. Lo mismo sucede con innumerables retos que enfrentamos en la vida. Como seres naturalmente resistentes al cambio, muchas veces preferimos el confort de la rutina sin evaluar opciones que nos convienen más aunque nos lleven por un tiempo a salirnos de las líneas de colorear y sentirnos fuera de nuestro elemento.

Sé que muchos se sienten hoy así en la isla, viendo toda esta gran masa migratoria en su proceso de buscar un mejor estatus y probando suerte en otro país. A diferencia del gran éxodo en los años 50’s y 60’s, las redes sociales han permitido vivir las experiencias de otros y experimentarlas de primera mano. Siendo esto así, propongo utilizarlas a nuestro favor, dándonos la mano, apoyándonos unos a otros y ayudándonos a crecer, pasando a tomar todas las experiencias en agentes motivadores y no ser un espectador pasivo.

Le comentaba a mi esposo hace unos días; “debí comenzar el blog tan pronto nos mudamos a Texas” y quizás eso me desanimó porque nuestro primer año en suelo anglosajón fue muy excitante, pero nunca es tarde para compartir todas nuestras experiencias y las muchas que nos quedan por disfrutar. Quisiera poder ser un ejemplo de como los puertorriqueños nos superamos a donde quiera que vayamos, de que salir de la isla no es tan difícil como parece y que a pesar de todas las adversidades es un gran cambio para mejorar la calidad de vida. También personalmente quiero mejorar mi escritura, a expresar mis ideas organizadamente, publicar mi trabajo, compartir mis aventuras y hablarles de las personas que al igual que yo y muchos de ustedes, han dejado el calor de nuestra islita caribeña para buscar un cambio.

No me propongo ser una promotora en abandonar nuestra isla, realmente esa no es la idea. Al contrario, si tienen un buen plan de como ayudar, contribuir en nuestra isla y se sienten felices, quédense. De necesitar un cambio radical, anímense.

Lo más difícil es comenzar, el resto será historia.